Las imágenes de la aventura

El universo de los tebeos de aventuras forma un paradigma de imágenes arquetípicas que vemos reflejadas en diversos modelos constantes, tanto literarios como iconográficos. Estas formas responden a los anhelos y vivencias del alma, y de esta manera configuran un horizonte de símbolos que se interpretan a modo de invariantes. En este sentido las publicaciones juveniles de aventuras forman parte de la tradición que se desgrana a través de los mitos, de la épica, de las novelas de caballería, de los romances y de toda una literatura que responde a manera de exégesis de esos modelos permanentes. Esta clara y lúcida aproximación de José Antonio Antón Pacheco ofrece un análisis de algunos de esos arquetipos sobre la base de las formas que adquirieron en las revistas infantiles y juveniles españolas del siglo pasado, desde la posguerra hasta su desaparición en los primeros setenta.

«El mundo de las imágenes generado por las historietas se ponía en funcionamiento con una especial precisión durante las tardes de invierno. Sobre todo, las tardes del sábado. Cuando volvíamos del colegio, ya anocheciendo, entrábamos en una dimensión distinta: la dimensión imaginal. No había deberes que realizar, no teníamos que preocuparnos de los avatares del día siguiente: unas horas de asueto mágico se abrían ante nosotros y todo un ritual comenzaba: la merienda con pan, aceite y azúcar, el té verde, la ducha y, finalmente, el tebeo, la historieta, la proyección hacia las aventuras que la palabra y la imagen representaban (algo parecido sucedía durante la siesta, en las tardes de verano, con las novelas de Julio Verne)».